Estados Unidos
Como siempre y a pesar de las derrotas en los partidos de preparación, vuelven a ser los favoritos. Y como siempre, siempre está el deseo de querer albergar dudas sobre ellos y su rendimiento colectivo, algo que por regla general, van corrigiendo según transcurre el torneo. Su entrenador, Gregg Popovich, ya se irán encargando de ello.
Siguen fieles al estilo de los últimos 15 años, de jugar con un hombre alto claro y los demás, claramente jugadores exteriores que sean capaces, por físico, de marcar a hombres interiores del mundo FIBA. El ala-pívot más utilizado por ellos volverá a ser con toda probabilidad, Kevin Durant. Y los demás, bases, aleros y escoltas capaces de mover con mucha rapidez el balón y que todos puedan garantizar fundadas amenazas en tiro exterior y recursos entrando a canasta. Obligan a abrir tanto las defensas con su rango de tiro que siempre acaban encontrando alguna situación de uno contra uno, de la que son verdaderos maestros.
A partir de los Juegos Olímpicos de Londres’12, quizás es donde se vio más a las claras que la defensa va un paso atrás a su ataque. Su filosofía se decanta más por el “aguántame en ataque si puedes” con los rivales. Y, claro, no pueden. Esta selección convocada para Tokio tiene un carácter más marcado aún en ese aspecto. Conceptos básicos en ataque, una clara predisposición a repartir el balón y encontrar el desajuste, donde la selección de jugadores tiene ahí un instinto muy desarrollado. Con la incorporación última de Devin Booker (junto a la de Holiday y Middleton), cuentan con tipos de grandes porcentajes de tiro en posiciones desde casi ocho metros. Lillard, Durant o Lavine pueden abrir tanto el campo que serán una duda – casi irreal- entre los adversarios de “hasta dónde tengo que salir a puntear tiros”.
En defensa se basan en la movilidad y las manos rápidas en todos, para poder intimidar. Y la citada movilidad, desde el pívot Bam Adebayo o Draymond Green, que también ocupará esa plaza, será vital. Por eso, pensamos que el papel de Javale McGee será marginal.
La sorpresa agradable: Viendo estos jugadores es prepararnos para la sorpresa continua, pero pensamos que Zach Lavine puede convertirse por sus condiciones, en uno de los más importantes, tanto en ataque como en defensa. Y no es alguien que esté en el principal star system. Es de los más polivalentes y de los que puede ayudar en una amplia gama de facetas del juego en el mundo FIBA.
Un “pero”: La defensa del “pick&roll”. Seguirá siendo su caballo de batalla. Sin mucha preparación con todo el grupo, suelen caer en los mismos errores una y otra vez, haciendo crecer la moral de los rivales en ocasiones. Pero es el claroscuro de una amplia gama de brillantes colores.
Aspiraciones: No cabe otra posibilidad más que el oro.
Irán
La verdad es que el sorteo ha sido cruento con ellos, porque se les ha englobado en el grupo más físico, de largo, de todos los Juegos. Ver jugar a Irán es identificarse con ver buen baloncesto de la década de los 80, por ejemplo. Porque esta gente sabe jugar y muy bien. Sin embargo, sus condiciones físicas son las de hace 30 años. Claro, con Chequia, Francia y USA, no les van a dejar opciones a jugar a nada. Su baloncesto se ha quedado muy estático.
Si consiguen sentirse cómodos jugando, pueden ser resultones, porque saben jugar y muy bien. Desde su primera aparición en 2008, en Pekín, siempre han tenido ese gracejo técnico, liderados por Hamed Haddadi, que al aficionado nos sorprendía. Saben pasar bien la bola, sus interiores tienen mucho oficio y sus bases son muy habilidosos en el dominio del balón.
Haddadi ya es muy veterano y su rodilla da para pocas alegrías, pero sí es capaz de pasar muy bien desde el poste bajo y abrirse para suspensiones. Su compañero interior, Aaron Geramipoor, será la mayor baza interior, con buenos movimientos de poste bajo. Y con ellos, en la posición de alero, estará el veteranazo de 38 años, Mohammad Nik Kahbahrami, bastante limitado ya físicamente, pero con su mano en el tiro exterior y su habilidad para el último “touch” en entradas a canasta, una absoluta maravilla. Quizás sea el ala-pívot Arsalan Kazemi la versión más moderna dentro de sus hombres importantes, jugador con mucha movilidad y rápido.
Los que más pueden gustar, como es habitual, son los bases, en concreto Mohammad Jamshidi. Es el “globetrotter” asiático, muy habilidoso con el balón y capaz de levantarse desde media distancia tras bote, con mucha facilidad. Behnam Yakhchali será su lugarteniente, jugador también habilidoso. Pero repetimos, que sus físicos se han quedado para otro tiempo, aunque de piernas aún responden.
La sorpresa agradable: Pocas alegrías van a tener, pero de entre una selección bastante veterana, ver el soplo de aire fresco entre los pocos jóvenes, será atrayente. Su base de 20 años, Mohammad Vahedi puede tener mostrar que hay continuidad en la atractiva forma de jugar iraní, sellada desde hace tiempo por su entrenador, Mehram Shahintab.
Un “pero”: Su rebote. Es el peor punto de ellos. Ya por conceptos, bloquean mal en defensa y pierden bastantes. Por ello será muy importante el que cuenten de nuevo con Haddadi.
Aspiraciones: Competir lo más dignos posible.
Francia
Pues viéndolo fríamente, puede que sean el mayor adversario que tenga Estados Unidos en estos Juegos Olímpicos. Y los caprichos del calendario les ha hecho coincidir en la primera jornada. Poseen mucha calidad, las mejores condiciones físicas de los equipos europeos y veteranía para competir frente a cualquiera. Si se repitiese la final de los Juegos de Sidney’00, el que llegasen frente a los estadounidenses, no nos sorprendería nada.
El que su entrenador, Vincent Collet, cuente con ocho de los doce jugadores que hayan tenido experiencias NBA, ya da una sensación que pueden jugar de tú a tú con cualquiera. Poseen intimidación interior, puntos en tiro exterior y dos enormes catalizadores de juego, uno de ellos, Nando de Colo, con una mente privilegiada. Thomas Heurtel es capaz, por sí solo, de cambiar la dinámica de cualquier encuentro con sus puntos.
Siempre han mostrado una buena disciplina defensiva para poder optimizar su enorme talento físico, desde el perímetro (Batum, Ntilikina o Luwawu Cabarrot), arrastrando a los jugadores hacia el interior, donde muestran la mayor gama de jugadores. Liderados por Rudy Gobert, tanto Vincent Poirier como Moustapha Fall serán otros dos grandes intimidadores, que se verán respaldados por sus ala-pívots Yabusele y Cornelie. Focalizarán mucho su defensa desde el “por la zona no se pasa” cuando al rival le vayan arrastrando hacia ahí, porque forzarán mucho la presión al balón y a los tiradores adversarios.
En ataque, creemos que el termómetro estará en el acierto del tiro exterior. Si los triples de Fournier, De Colo y Heurtel funcionan (que no hay lugar para pensar lo contrario), todo fluirá mucho mejor, sobre todo para encontrar campo libre en su pick&roll, donde repetimos que, la contundencia de sus interiores será determinante.
La sorpresa agradable: Entre tanto NBA, pensamos que serán Heurtel y De Colo quienes tengan que decidir en los momentos más críticos y puede que sean quienes anoten la canasta decisiva en partidos puntuales. Es cierto es que, un equipo tan conocido y sólido, poca opción a la sorpresa de algo novedoso tendrán.
Un “pero”: Que se les puedan “fundir los plomos” en sus cabezas y que, cuando transitan por momentos en los que parece que desconectan, no sepan salir de ellos y puedan arrastrarles en los partidos importantes. La calma con la que cuenta Nando De Colo, no habita mucho entre los franceses. Ni tampoco en el banquillo.
Aspiraciones: Llegar a la final.
República Checa
Si ya fue muy sorprendente el “hachazo” que dieron a los canadienses en su sede de Victoria durante el Preolímpico, pueden seguir con esta capacidad de sorpresa en este torneo olímpico. Tienen un entrenador privilegiado, Ronen Ginzburg (con poca fama para el resultado que está obteniendo con esta selección) y unos jugadores que juegan a las mil maravillas. Tener dominados durante 44 minutos a consagrados NBA, liderados por Andrew Wiggins y R.J. Barrett, es un diploma como para darles más crédito del que inicialmente tienen.
Es un bloque que lleva jugando ya bastantes años juntos. Se conocen, se complementan y saben lo que pueden obtener el uno del otro. Desde Tomas Satoransky, director y líder del equipo, a un tirador de lujo como Jaromir Bohacic, la potencia del alero Patrik Auda y la contundencia de sus dos interiores, Jav Vesely y Ondrej Balvin.
Vamos a empezar hablando defensivamente de estos dos últimos. El hecho de que sean dos centers en sus equipos habitualmente, no quiere decir que se solapen, sino todo lo contrario, son jugadores complementarios. Siempre hay uno de los dos protegiendo el aro y siempre está el otro con la libertad como para arriesgar en la defensa de un pick&roll o para salir hacia fuera a puntear tiros exteriores. Este binomio es de los mayores valores en los checos y les hace muy difíciles de superar. Además, siempre cuentan con la inestimable ayuda de Patrik Auda si toca “hacerse respetar” bajo canasta.
Tomas Satoransky es la base por la que han ido destacando, partiendo por saber cómo atacar en cada momento y qué jugadores pudieran hacer más daño según las situaciones. Su canasta para decidir ante Canadá quedará para la historia FIBA. Pero nos quedamos con el control absoluto de la final del citado Preolímpico ante Grecia. Y luego, Blake Schilb, el veterano nacionalizado de 37 años. De verdad, es una especie de revival como George Gervin en Manresa. Es de ese tipo de magos del ataque que, conscientes de sus limitaciones físicas, optimizan sus gestos para dar un resultado superlativo. Y sí, sabemos que en Sevilla dejó fría a la concurrencia tras un año allí. Pero es que, lo de ahora, cada partido es un clinic.
La sorpresa agradable: Pues quizás sean ellos mismos, el conjunto al completo. Queremos decir que en un grupo tan complicado, puede que eso les lastre y les perjudique si, como dicen los pronósticos, queden terceros de grupo y toca tirar de cávalas para colarse en cuartos de final. Pero una vez ahí, ojo con el cruce. Cualquier otro equipo debiera echarse a temblar.
Un “pero”: Son muy buenos, pero su rotación es corta. Cuentan con seis muy destacados, el resto, bajan más de un peldaño.
Aspiraciones: Llegar a cuartos de final.