Australia
Nombrado entrenador a finales del pasado mes de noviembre, Brian Goorjian y sus jugadores han dado muy buenas sensaciones en los partidos disputados en Las Vegas, incluida la victoria ante Estados Unidos (83-91). Hemos visto un equipo con más libertad y menos esquematizado que el baloncesto utilizado por Andrej Lemanis, que tras la dolorosa derrota ante España en semifinales de la Copa del Mundo en 2019 y la no obtención de medalla de bronce, catapultado por la falta de entendimiento con Ben Simmons y Noah Bolden, finalmente dejó el cargo, aunque reconocemos que tendrán los actuales “boomers” mucho que demostrar en organización para igualar el juego ejecutado con Helmanis.
Patty Mills es más líder anotador que antes incluso y posee más independencia. Es cierto que parece que suele iniciar los partidos con el grupo de veteranos, junto a Matthew Dellavedova, con escaso protagonismo en los Cavs y con Joe Ingles, un seguro casi incombustible, dentro de la línea exterior. Y en la zona, Aaron Baynes permanece como el puntal de confianza. Sin embargo, el veneno puede llegar desde el banquillo, ya que la declarada apuesta por el físico, parte desde ahí. Ya sea Dante Exum, Matisse Thybulle, Josh Green o Doup Reath en el interior, acrecentar el nivel de intensidad (perdón, de condiciones físicas. Intensidad tienen todos por igual), serán un puntal que les de reconocidos beneficios.
La sorpresa agradable: Puede ser un gran campeonato para Mathisse Thybulle, que ha jugado con mucha confianza y decisión. Para ser la primera vez que participa con Australia en una gran competición, contar con este enorme atleta convertido en uno de los mejores defensores del planeta, puede ser la llave para abrir sus más altas pretensiones.
Un ‘pero’: Hay jugadores importantes que son muy veteranos y expectantes estamos por ver lo que Matthew Dellavedova, Ingles o Baynes pueden dar. Aunque la competición es más corta que las habituales en los Juegos, veremos cuánto suman a la hora de la verdad.
Aspiraciones: Llegar a semifinales
Nigeria
Nos dejaron a todos fascinados con su participación en Las Vegas, sobre todo el día del debut ante Estados Unidos (87-90), a los que masacraron a triples hasta derrotarles. Y su magnetismo partía de cómo se han ido desenvolviendo en el tiro exterior. Con la llegada del prestigioso entrenador Mike Brown (y el badalonés Jordi Fernández como asistente, no lo olvidemos), se han acabado los ademanes de indisciplina en el juego que pasearon sin pudor en la Copa del Mundo de China, con el entrenador Alexander Nwora al mando y su hijo, Jordan, jugándose los tiros que le apetecían. El cuento ha cambiado mucho y han sabido optimizar una buena circulación de balón para reforzar un poderoso juego interior.
Regresando Ekpe Udoh y Chimezie Metu, con la incorporación de hombres altos como Jahlil Okafor y el rookie de los Heat, Precious Achiuwa, el físico, la veteranía y la resolución ofensiva, están garantizados. Si los bombarderos Gabe Vincent, Caleb Agada, Josh Okogie y Jordan Nwora están acertados como hemos visto (los sistemas y circulación de balón han demostrado que da pie a pensar en ello), se vuelven en contendientes a grandes logros, porque físico han tenido siempre. Ahora, además, se les suma organización.
La sorpresa agradable: Para ser grandes, necesitarán intensidad y eficiencia defensiva. Y ahí pueden ser protagonistas los jugadores de Miami Heat, KC Okpala y Precious Achiuwa. El primero es un comodín que puede amargar la vida a bases, escoltas y aleros. El segundo es el interior polivalente, capaz de defender ala-pívots como pívots natos.
Un “pero”: No tienen un director puro. Dos escoltas, como Josh Okogie o Caleb Agada pueden ayudar, como lo han hecho Miye Oni y Okpala. Tendrán que tener disciplina para, sin bases, mantener la cabeza frían en momentos comprometidos.
Aspiraciones: Llegar a cuartos de final.
Alemania
El cuadro entrenado por Henrik Rödl dio uno de los petardazos del Preolímpico (de los varios que hubo) derrotando a Croacia en Split en semifinales (86-76) y adjudicándose el viaje a Tokio batiendo a Brasil en la final (75-64). Y todo ello, con los ánimos desde la grada del palacio de Split de Dennis Schröeder, por el que la Federación alemana no vio oportuno pagar la cantidad de dinero exigido por la compañía aseguradora que tratase al jugador de los Lakers durante esta competición. Se obligan a bastarse con lo que cuentan, que no es poco. Entre Maodo Lo y Joshiko Sabou han llevado la dirección para que hiciesen predominar su juego interior, muy reforzado con Johannes Voigtmann, el NBA Moritz Wagner y Danilo Barthel.
Aunque quizás, una de las claves ha estado en ese “enganche” con el que cuentan sus interiores, aleros grandes que realizan una tarea de ayuda extraordinaria. La aportación de Isaac Bonga (aunque, por una pequeña lesión -parece-, apenas pudo actuar en semifinales y no lo hizo en la final), Niels Giffey, Robin Benzing y Johannes Thiemann han sido capaces de tirar del carro desde el exterior y saber jugar también en poste bajo, poniendo presión en la pintura rival.
Con su contundencia, han evidenciado tener mucho carácter y capacidad para solventar papeletas ante rivales teóricamente superiores. Su defensa ha sido una de las más destacadas por la movilidad de todos sus hombres.
La sorpresa agradable: El tesón y la lucha mostrada en poste bajo por Moritz Wagner puede dar un salto de calidad en los teutones. Vale que de un jugador que se defiende en la pintura de la mejor liga del mundo, se debe exigir eso. Pero el espíritu y la intensidad (junto al acierto) que mostró en Split hace menos de un mes, da para hacer soñar a los aficionados alemanes.
Un “pero”: Dennis Schröeder no está. Vale, es una baja sensible. Aunque siendo sinceros, si recordamos el fracaso alemán en la pasada Copa del Mundo, partidos decisivos se perdieron en finales apretados por sus malas decisiones. Sigue siendo impetuoso y poco cerebral. Pero su verticalidad… eso es una joya que echarán de menos. El daño que hacía penetrando como hombre exterior no se va a olvidar, porque ni Lo ni Sabou son así de agresivos. Aunque son habilidosos, se aventuran menos a la poblada vegetación de la zona. Y eso, puede diezmar el dibujo táctico, donde pueden ser más previsibles en su juego.
Aspiraciones: Llegar a cuartos de final.
Italia
Estos sí que pegaron el petardazo de verdad, venciendo a Serbia en “el corazón de las tinieblas”, en el mismo Hala Pionir de Belgrado durante el Preolímpico (95-102). Y su contundencia dejó fría a la concurrencia. A base de lanzamiento exterior, dejaron sin argumentos a los serbios que, pocas veces como en aquella final, les pudimos ver perder los papeles de esa manera. Los italianos les forzaron a ello.
Es curioso como su entrenador, Romeo Sacchetti, cuando era jugador y formaba parte de una squadra azzurra, eran auténticas tanquetas que acababan dominando la zona por físico. Y ahora, la falta de hombres interiores de calidad, le obligan a cambiar el discurso por un baloncesto dinámico, muy en los tiempos que corren. La predisposición a decidir y el desparpajo de sus hombres exteriores, le han dado este éxito de volver a estar en unos Juegos Olímpicos. Desde Atenas’04, en el que fueron medalla de plata (precisamente con un juego táctico muy similar, con preponderancia en los pequeños y el tiro exterior), no se habían presentado en ninguna otra cita.
Visto lo visto en este Preolímpico, la organización y el sacrificio en defensa, nos han encandilado. Precisamente, con su falta de hombres poderosos en el interior, la movilidad era asombrosa entre todos. Lo que podían llegar a hacer tipos como el conocido Achille Polonara y Stefano Tonut, apareciendo en todas partes, era asombroso. Han incorporado a última hora a Danilo Gallinari, que vamos a ver si ayuda en tales tareas defensivas (no es su fuerte) o si lo compensa con su enorme capacidad de anotación.
Y en ataque, gran circulación para el tiro exterior. Claro, si como center situaban a Nicolo Melli, uno de los mejores tiradores de larga distancia del continente, el éxito en el triple estaba asegurado. La dirección en momentos comprometidos. Uno de sus puntos débiles pueda ser la dirección, aunque todos tiene muy claro lo que deben hacer. Marco Spissu es un base muy rápido de cambiar dinámicas de partidos. Y el NBA Nicolo Mannion es una auténtica máquina de anotar, que usa su velocidad para ser el jugador exterior más vertical con el que cuentan, todo un espectáculo. Pero les falta tener ideas claras y serenidad en los momentos más comprometidos. De hecho, el base que ha disputado más minutos en esos momentos, es Alessandro Pajola, un jugador de rotación en la Virtus Bolonia que debiera oficiar como tercer base en los transalpinos. Puede ser quien tenga las ideas más claras en anotación.
La sorpresa agradable: Simone Fontecchio. El reciente fichaje baskonista guarda en él toda la esencia de lo que es la selección italiana. Enorme compromiso, disponibilidad en cualquier aspecto del juego, sacrificio en defensa como el que más y grandes recursos en anotación, sea en lanzamientos a media distancia como en triples. Su enorme potencia física le ayuda a todo eso, como a no tener miedo a encarar las torres rivales entrando a canasta. Pero lo que más nos ha gustado es su carácter de líder y la enorme confianza con la que está jugando.
Un “pero”: ¿Se puede aspirar a llegar alto sin apenas pívots? En Belgrado el center más utilizado era Nicolo Melli, obligado a tales lides, porque no había nada mejor, aunque Amedeo Tessitori hizo un trabajo muy honesto. Veremos si es suficiente.
Aspiraciones: Llegar a semifinales.